José Pekerman, Gustavo Alfaro y Jorge Sampaoli fueron parte de los candidatos que se manejaron para ser el nuevo entrenador de la Vinotinto pero, finalmente, será José Peseiro quien tome las riendas del banquillo de la selección venezolana.

Estaba casi todo hecho para que el campeón de América con Chile fuera quien asumiera el cargo que dejó vacante Rafael Dudamel a par de meses del comienzo de la eliminatoria pero el evidente desastre institucional puso en la palestra al portugués.

¿Cómo llegó el lusitano a ser el mejor posicionado para ser el nuevo técnico de Venezuela?

Fue la opción de la fracción más ligada al régimen de Nicolás Maduro en la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) y es la demostración más clara que quienes manejan la situación están lejos de ser capacitados.

Toda la situación es la más clara demostración de cómo se maneja el fútbol en el país, con total sumisión a los intereses políticos y económicos que poco tienen que ver con la meta de llevar a la Vinotinto a una Copa del Mundo con un plan bien ejecutado.

La culpa no es del ciego

No hay que culpar a José Peseiro sino a quienes irresponsablemente echan por la borda el poco trabajo que se había adelantado con negociaciones e intenciones de algo mejor para el combinado nacional.

Tras la salida de Dudamel todo se manejó de la peor manera y no pudo terminar de manera distinta.

La FVF vuelve actuar de la manera menos ética, profesional, inteligente y trabajada posible.

Vuelven a demostrar que el crecimiento del fútbol venezolano es exclusivamente de aquellos que mostraron su talento dentro de un esquema bochornoso, que no presta ningún tipo de ayuda a las nueva realidad.

Puede que el fútbol, en su gran capacidad de ser impredecible, brinde la oportunidad a la Vinotinto de brillar con José Peseiro pero los indicios no permiten soñar con nada distinto: un precipicio con fin en una dolorosa decepción.

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Medio Deportivo

HSM Staff

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