Los Houston Rockets no están listos para despedirse de la postemporada. Este miércoles 30 de abril, en el Toyota Center, el equipo texano venció 131-116 a los Golden State Warriors en el Juego 5 de la primera ronda de los playoffs de la NBA 2025, y extendió la serie a un sexto enfrentamiento. Con una ofensiva explosiva y mayor intensidad defensiva, los Rockets evitaron la eliminación en casa y recortaron la ventaja de la serie a 3-2.
Este juego marcó un punto de quiebre emocional y táctico. Fue el primer partido de la serie en el que Houston controló el ritmo de principio a fin, dejando claro que no se rendirá sin pelear hasta el último segundo.
VanVleet, Thompson y Brooks lideraron a los Houston Rockets
La figura principal del encuentro fue Fred VanVleet, quien anotó 26 puntos y organizó el juego ofensivo con precisión y calma. A su lado, Amen Thompson sumó 25 puntos, confirmando su madurez como novato en situaciones de presión, mientras que Dillon Brooks, con 24 unidades, aportó intensidad en ambos lados de la cancha.
Houston encontró en este tridente la chispa necesaria para contrarrestar la experiencia de Golden State, y finalmente logró trasladar la energía de su afición a la cancha. El equipo movió el balón con criterio, aprovechó las debilidades defensivas de los visitantes y corrigió muchas de las pérdidas que lo habían condenado en los encuentros anteriores.
Warriors con rotaciones conservadoras
El entrenador de los Warriors, Steve Kerr, optó por dar descanso a sus principales figuras en el tercer cuarto luego de ver cómo Houston tomaba una ventaja de 20 puntos. Esto abrió la puerta para que jugadores como Moses Moody —quien terminó con 25 puntos desde la banca— tuvieran mayor protagonismo.
Aunque Moody respondió con efectividad, la ausencia de Stephen Curry y Jimmy Butler en momentos importantes dejó claro que Golden State prefirió reservar energías para cerrar la serie en casa en el Juego 6.
¿Una remontada posible para los Houston Rockets?
El ambiente en el Toyota Center fue eléctrico. Desde el primer cuarto, los aficionados mostraron su respaldo incondicional, sabiendo que podía ser el último partido de la temporada en casa. Esa energía pareció contagiar a los jugadores, que salieron más agresivos en defensa y mucho más enfocados en cada posesión ofensiva.
La diferencia en actitud fue evidente: rebotes disputados con mayor agresividad, mejores cierres en el perímetro y una transición más veloz tras cada recuperación.
Con la serie 3-2, el Juego 6 en San Francisco se convierte en una final anticipada para los Rockets. Si logran ganar en el Chase Center, forzarán un séptimo y decisivo partido en Houston, donde ya demostraron ser letales con el público a su favor.
La clave estará en repetir la fórmula: fluidez ofensiva, defensa intensa sobre Curry y Butler, y una banca que aporte minutos de calidad.
Este fue el tipo de partido que define la personalidad de una franquicia. Los Rockets no se dejaron vencer por la presión ni por la desventaja en la serie. Respondieron con carácter, táctica y corazón.
El viernes tendrán una nueva prueba de fuego en San Francisco. Pero si algo quedó claro es que Houston no está listo para despedirse de los playoffs. El sueño sigue vivo.
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