Un arranque prometedor. La Vinotinto logró tres puntos de seis posibles en las primeras jornadas de las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial de 2026. La intensidad física resultó clave… ¿será este el sello de Fernando “Bocha” Batista?
Venezuela nunca se vio superada físicamente por Colombia o Paraguay, con el orden en la defensa como principal arma. La gran deuda de esta doble jornada, sin duda, fue la elaboración ofensiva.
Pero es más fácil corregir ganando. Y se logró, con el 1-0 sobre los guaraníes, con gol de penal de Salomón Rondón.
Intensidad vinotinto
El desgaste físico casi ni se notó. De hecho, Barranquilla y Maturín tienen climas similares, infernales ambos, y los futbolistas criollos pelearon por cada balón prácticamente de principio a fin.
Jugadores como Yordan Osorio, Wilker Ángel y Alexander González disputaron los 180 minutos. Incluso, González fue seleccionado por Conmebol como mejor lateral derecho de la doble fecha.
El esfuerzo de Miguel Navarro y José «Andrés» Brujo Martínez en marca, recuperación y salida, con sus altas y sus bajas por momentos, también resultó importante.
Todo esto sumó para mostrar una imagen positiva en el comienzo de las Eliminatorias. La intensidad, la presión y el sacrificio se convirtieron en las banderas de septiembre.
Rafael Romo, el héroe inesperado
Aparte hay que destacar la labor de Rafael Romo bajo los tres palos. El guardameta, primer arquero mundialista de Venezuela (clasificó con la sub 20 a Egipto 2009), fue la gran apuesta de Batista para la posición, tras la larga lesión de Wuilker Faríñez y la inactividad de Joel Graterol.
Romo, jugador de la U Católica de Ecuador, cumplió, tapando hasta cinco oportunidades generadas por Paraguay.
Su serenidad y solvencia le dieron tranquilidad a la selección. Preocupó por momentos, sobre todo ante Colombia, la cantidad de rebotes que podía dejar. Sin embargo, siempre apareció para resolver.
La deuda de la selección
Pero la gran deuda vinotinto fue la generación de juego. Los volantes de ataque criollos tuvieron una labor poco asociativa, apelando más al uno contra uno.
El ejemplo más claro fue Yeferson Soteldo, que levantó de sus asientos al público de Maturín con sus regates, pero sin poder combinarse con otros compañeros para crear. Pasó igual con Darwin Machís en Colombia.
Era bastante difícil para Salomón Rondón generar alguna acción sin recibir balones al área.
Las Eliminatorias son largas, y aunque podemos esperanzarnos, el camino apenas comienza. Las dos primeras jornadas terminaron con saldo positivo, dejando ambas una muy buena imagen y excelentes sensaciones.
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