Este martes, Robert Kubica se puso a los mandos de un Renault de exhibición en el circuito de Ricardo Tormo, especificamente de un E20 de 2012 sobre el que pudo realizar ni más ni menos que 115 vueltas, con mejores registros, según los periodistas franceses presentes, que el probador Sergey Sirotkin.
“Robert se quejó del agarre, el subviraje y la adherencia, y mostró su mayor sonrisa después de las 115 vueltas”, indicó el equipo en su cuenta de Twitter.
Kubica nunca habia negado que quería volver a pilotar monoplazas y ya no tiene reparos en enseñar su brazo derecho, muy mermado. Los ánimos en las redes sociales, y los ‘avisos’ a Palmer de que le queda poco en el equipo, han volado en tono esperanzador entre muchos de sus fans.
El piloto polaco no se subía a un Fórmula 1 desde las pruebas invernales de 2011, días antes del accidente que le dejó secuelas en uno de sus brazos. Kubica regresó a la competición de alto nivel compitiendo en el mundial de Rally y esta temporada había firmado para completar en mundial de resistencia sobre un LMP1 privado, aunque decidió bajarse del proyecto tras conocer las bondades de Colin Kolles.
Desde su lesión y hasta estos días, Kubica ha probado un amplio espectro de autos, desde vehículos de Rally muy diferentes a coches del mundial de turismos, del DTM, un Renault RS01 e incluso recientemente un Fórmula, un GP3 de generación anterior.