En un mundo donde las superestrellas suelen brillar en un solo costado de la cancha, Shai Gilgeous-Alexander ha decidido romper el molde, como en su momento MJ, como lo hizo Kobe. No se limita a encestar: defiende, se sacrifica, se impone en todo el juego.
El MVP de las Finales de la NBA 2025, además de máximo anotador de la temporada regular, fue la figura central de un Oklahoma City Thunder campeón, que conquistó el trofeo Larry O’Brien por primera vez desde que la franquicia se mudó a esa ciudad.
Pero más allá de los premios y los puntos, lo que deslumbra de Shai es su entrega total. Su capacidad para brillar sin dejar de trabajar. Su compromiso con el equipo.
Shai Gilgeous-Alexander y todo un camino por recorrer
Con apenas 26 años, Gilgeous-Alexander juega como un veterano. La temporada 2024-2025 fue su consagración definitiva: pasó de ser un jugador excelente a ser el mejor de todos. Su rendimiento no se explicó solo por sus estadísticas, sino por su mentalidad.
Su momento culminante llegó en el séptimo juego de las Finales ante Indiana Pacers. Con una actuación monumental: 29 puntos, 12 asistencias, 5 rebotes, 2 tapones y 1 robo. Lideró la victoria por 103-91 que le dio el campeonato a Oklahoma. Una noche de élite. Una más para él.
Solo cinco jugadores en la historia de la liga han logrado al menos 20 puntos y 10 asistencias en un Juego 7 de unas Finales: Jerry West (1969), Walt Frazier (1970), James Worthy (1988), LeBron James (2016) y ahora, Shai Gilgeous-Alexander (2025).
La estrella de las Finales
Durante las Finales, Shai Gilgeous-Alexander superó los 30 puntos en cuatro partidos, y acumuló un total de 15 juegos con 30 o más unidades en estos Playoffs. Esa marca solo la han alcanzado en una misma postemporada nombres del calibre de Michael Jordan (1992), Hakeem Olajuwon (1995) y Kobe Bryant (2009), como recuerda ESPN.
Y hay más. Shai se convirtió en uno de los únicos dos jugadores en la historia de la NBA, junto a Michael Jordan en la temporada 1990-1991, en anotar 20 o más puntos en 95 partidos de una misma campaña. Esa es una estadística que no admite dudas: estamos ante un fenómeno.
En el séptimo juego, Shai Gilgeous-Alexander fue decisivo también sin balón: tapó a Tyrese Haliburton en el primer cuarto, robó un balón a Obi Toppin en el tercero y contuvo a Pascal Siakam cuando fue necesario. Esas acciones, que no siempre entran en los resúmenes, son las que construyen campeonatos.
Por eso, el MVP de las Finales que recibió no es solo por haber llevado a su equipo a la victoria con sus puntos. Es un reconocimiento a su completitud. A su madurez. A su rol como líder integral.
A la altura de los mitos
Desde que se entrega el premio al Jugador Más Valioso en la NBA, en la temporada 1955-1956, muy pocos han logrado lo que Shai consiguió este año: ser MVP, máximo anotador y campeón en la misma temporada.
Solo lo habían conseguido antes: Kareem Abdul-Jabbar en 1971, Michael Jordan en 1991, 1992, 1996 y 1998, y Shaquille O’Neal en 2000. Y ahora, Shai Gilgeous-Alexander en 2025.
Eso lo coloca en un grupo de élite, reservado a leyendas absolutas del deporte. Pero lo más prometedor es que Shai recién comienza. Tiene muchos años por delante, un equipo joven y talentoso a su alrededor y la mentalidad correcta para seguir creciendo.
El Thunder ha encontrado en Shai el trueno que enciende su llama. Y la NBA, a su nueva cara.
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