¿Saben quién fue el primer campeón de la NBA justo después del sexto anillo de los Chicago Bulls de Michael Jordan? Los San Antonio Spurs. ¿Quién fue el creador de esta historia? Gregg Popovich.
En San Antonio se cierra una etapa inolvidable: “Pop” deja de ser el entrenador de los Spurs. Aunque seguirá como presidente de la franquicia, ya no ocupará su mítico lugar junto al banco de suplentes.
Con 76 años y una carrera repleta de hitos, Popovich no solo conquistó cinco campeonatos de la NBA (1999, 2003, 2005, 2007, 2014). También demostró que el liderazgo y la visión a largo plazo pueden marcar la diferencia en un mundo deportivo dominado por el cortoplacismo.
De Pomona-Pitzer a la gloria con los Spurs
La historia de este gigante comenzó en 1979, cuando empezó a dirigir al modesto Pomona-Pitzer. En aquel entonces, Tim Duncan apenas era un niño de tres años, Manu Ginóbili estaba por cumplir dos y Tony Parker aún no había nacido.
De raíces croata y serbia, se graduó en la Air Force Academy, donde se especializó en estudios soviéticos y sirvió cinco años en el Ejército.
Su carrera se forjó paso a paso. No fueron solo los títulos. Fue la forma de alcanzar la cima. Popovich trabajó día tras día, temporada tras temporada, sin buscar aplausos, sino resultados sostenibles.
Superó incluso un derrame cerebral, regresando más fuerte para seguir construyendo un equipo que reflejara sus valores. Ese fue el sello de los Spurs por 29 temporadas y que lo llevó al Salón de la Fama.
El largo plazo sobre la inmediatez
En su palmarés brilla, además, la medalla de oro olímpica obtenida con Estados Unidos en Tokio 2020. Pero sus méritos van más allá de las 1.422 victorias que lo convirtieron en el entrenador más ganador de la liga.
Popovich apostó por formar jugadores, incluso a costa de los resultados. Para él, los Spurs fueron como una catedral en construcción, un proyecto colectivo que trasciende a sus arquitectos.
En sus años finales como técnico, aceptó críticas duras con la misma templanza con la que antes recibía elogios. Porque entendía que formar a largo plazo exige paciencia y resistencia. Mientras muchos solo veían el resultado inmediato, él pensaba en procesos, en raíces profundas.
En tiempos de inmediatez, Popovich vivía como un estratega de fondo largo. Su inteligencia emocional y su capacidad para leer cada contexto hicieron de él una figura única.
Popovich, más allá del deporte
Popovich no se limitó al deporte. Su compromiso con la justicia social, su rechazo al racismo y su disposición a denunciar la violencia lo convirtieron también en una voz ética dentro y fuera de la cancha.
Nunca eligió el silencio cómodo: incluso en medio de un partido, podía interrumpirlo para defender a un exjugador abucheado por el público. Siempre estuvo dispuesto a enseñar desde la acción.
Lo suyo fue una renovación constante, silenciosa y eficaz. Sin hacer grandes anuncios, fue adaptando los equipos, encontrando talentos, guiándolos y manteniendo el espíritu competitivo.
El futuro no era Pop, es Wemby
En esa lógica de futuro, Victor Wembanyama ocupa un lugar clave. Es su nuevo proyecto, su nueva apuesta. El joven prodigio empezó a florecer bajo su influencia.
Wemby es la promesa de mañana. Y aunque cueste imaginar al mítico entrenador fuera del banco, su semilla ya está sembrada. Su grandeza se mide en que entregó todo para que otros disfruten el resultado. Porque para él, la gloria no estaba en el reconocimiento personal, sino en hacer que el equipo brillara.
El estilo de Popovich, colectivo, generoso, humilde, definió una era del básquetbol global y solidario. Otros podrán imitar sus ideas, pero su esencia siempre le pertenecerá. Es el símbolo del bien común sobre el ego, de la mano tendida por encima del aplauso individual.
Hay quienes nacen para jugar, otros para ganar. Y hay algunos, como Gregg Popovich, que están destinados a marcar un rumbo. “Ya no soy el entrenador, ahora soy el jefe“, dijo en una emocionante conferencia de prensa en la que confirmó que, cuando un entrenador se transforma en cultura, su retiro no representa un adiós sino la huella imborrable de su legado.
"YA NO SOY ENTRENADOR: AHORA SOY EL JEFE"
— SportsCenter (@SC_ESPN) May 5, 2025
🤣😎 Junto a los míticos Manu Ginobili y Tim Duncan, Gregg Popovich dejó su campera y le cedió el puesto a Mitch Johnson como coach de los Spurs
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