La xenofobia y la discriminación en el fútbol esta vez golpearon a Venezuela. Miguel Navarro fue víctima de insultos del paraguayo Damián Bobadilla durante el duelo de Copa Libertadores entre Sao Paulo y Talleres, en la fecha 6 disputada este martes.
Ocurrió en Brasil, con los paulistas ganando 2-1. Las cámaras tomaron a Navarro llorando, indignado. En primera instancia se pensó en algún golpe al rostro.
Finalmente se develó: fue un ataque al corazón, al espíritu criollo.
La crisis política, económica y social en el país caribeño generó el éxodo de casi 8 millones de venezolanos, como lo reseña la Agencia de la ONU para los Refugiados. La gran mayoría, unos 6.7 millones, se encuentra en diversos países de Latinoamérica y el Caribe.
Además, para mayo de 2025, más de 1.3 millones de solicitantes de asilo en el mundo son de Venezuela, siempre siguiendo las cifras de la ACNUR.
Muerte, enfermedades, familias divididas. Todo aquel cercano a la situación venezolana de los últimos años sabe de lo que se está hablando.
De allí la sensibilidad, razonable, respetable y compartible, de Miguel Navarro respecto a este hecho. En redes sociales, el apoyo al venezolano ha sido irrestricto.
Miguel Navarro cuenta lo sucedido con el paraguayo Bobadilla
Luego del compromiso, el mismo Navarro habló ante los medios de comunicación sobre lo acontecido con Bobadilla.
“Cuando nos hacen el 2-1, yo le digo al árbitro que apure, rápido, porque no sé quién hizo el segundo gol, Luciano creo que fue, le estaba dando la vuelta al campo. Le decía al árbitro que lo apurara, porque necesitamos jugar.
Y de la nada Bobadilla viene y me dice ‘Ustedes siempre hacen tiempo’. Yo le digo ‘¿Qué tiempo, si van ganando?’. Y ahí me dice ‘Venezolano, muerto de hambre”.
“Yo quise salir, pero lamentablemente no teníamos más sustituciones y por el trabajo que hacen mis compañeros no quise salir del campo, dejarlos con uno menos. Terminé el partido y mi cabeza no estaba allí en ese momento. Pero bueno, ya está”.
“Que se haga justicia, que esto no puede seguir pasando. Me acuerdo que el año pasado cuando vinimos acá, a dos jugadores nuestros los metieron allá con la policía. Se vuelve todo un escándalo cuando a equipos brasileños les dicen este tipo de insultos. Ahora me tocó a mí, primera vez en mi vida que me pasa esto y es lamentable”.
Navarro luego publicaría en sus historias otro descargo, esta vez más conmovedor:
“Quisiera poder yo tener en mis manos la solución al hambre que vive mi país, espero Dios me dé abundancia para poder ayudar (…) Nunca me avergonzaré de mis raíces”.
Bobadilla cerraría sus redes sociales ante las quejas justificadas de miles de venezolanos. Incluso su compañero, el venezolano Nahuel Ferraresi, borró un post donde hablaba exclusivamente sobre el partido.
Se desconoce si Sao Paulo o las autoridades brasileñas tomarán medidas contra el jugador paraguayo. Lo importante es que Navarro levantó la voz contra los ataques, visibilizando la penosa situación de Venezuela y sus migrantes.
Jhoagny Contreras, víctima de la xenofobia en Chile
El caso de Miguel Navarro se une a otro sufrido por una jugadora venezolana, Jhoagny Contreras.
La futbolista del Deportes Iquique denunció haber recibido “ataques de xenofobia” por parte de integrantes del Deportes Recoleta, durante un partido de la Liga femenina chilena.
Contreras recibió el apoyo por parte de su club: “Queremos manifestar nuestro más enérgico repudio ante los actos xenófobos sufridos por nuestra jugadora del equipo profesional femenino (…) Como club la respaldamos plenamente, nos solidarizamos con ella y valoramos profundamente su valentía al alzar la voz”.
En Chile, de acuerdo con datos del Servicio Nacional de Migraciones y el Instituto Nacional de Estadísticas, los ciudadanos de nacionalidad venezolana representan un 38% de la totalidad de la población migrante: se habla de más de 730 mil personas, todas huyendo de la situación política, económica y social de su país de origen.