Nueva York vuelve a tocar la gloria. Más de medio siglo después de su último campeonato, los New York Knicks celebran nuevamente un título al consagrarse campeones de la NBA Cup 2025.
Este logro quedará inmortalizado con una nueva pancarta en el Madison Square Garden, junto a la histórica del campeonato de la NBA de 1973, la última gran corona de la franquicia que sirvió hasta para bromas al equipo.
La noche fue épica y tuvo un nombre propio: Jalen Brunson. El base lideró la remontada neoyorquina con 25 puntos y fue elegido MVP de la final, guiando a los Knicks a una victoria por 124-113 sobre los San Antonio Spurs, en un duelo intenso y cargado de simbolismo para ambas franquicias.
El carácter de los Knicks
El partido, disputado el martes por la noche, mostró a un equipo de Nueva York resiliente y con carácter. OG Anunoby fue el máximo anotador del encuentro con 28 puntos, mientras que Brunson volvió a demostrar por qué es el líder absoluto del proyecto.
Juntos, encabezaron una reacción decisiva ante unos Spurs que dominaron buena parte del encuentro y contaron con la presencia estelar de Victor Wembanyama.
Este título no llega por casualidad. Los Knicks han construido un equipo campeón, con una base curtida en instancias decisivas. Además de Brunson, Josh Hart y Mikal Bridges ya sabían lo que es levantar trofeos desde sus años universitarios en Villanova.
Ahora, este grupo alimenta las ilusiones de una franquicia que aspira a representar con fuerza a una Conferencia Este que se proyecta como una de las más abiertas de los últimos años en las Finales de la NBA.
El papel de KAT
Otro protagonista clave fue Karl-Anthony Towns, quien firmó una actuación de 16 puntos y 11 rebotes pese a jugar lesionado.
El pívot sufrió una lesión en la pantorrilla (vía ESPN) que lo obligó a retirarse momentáneamente al vestuario antes del descanso y a sentarse en el banquillo durante el tercer cuarto, regresando recién en el tramo final del partido para aportar experiencia y presencia en la pintura.
Por el lado de San Antonio, Dylan Harper lideró la ofensiva con 21 puntos, seguido por Wembanyama con 18 y De’Aaron Fox con 16, en un esfuerzo que no alcanzó ante el empuje colectivo de Nueva York.
Clave: El juego interior de Knicks
La diferencia estuvo, en gran medida, en el juego interior. Los Knicks dominaron claramente los tableros con una ventaja de 59-42 en rebotes, impulsados por un colosal Mitchell Robinson, quien capturó 15 rebotes, 10 de ellos ofensivos, lo que se tradujo en una superioridad de 56-44 en puntos en la pintura.
El punto de quiebre llegó al cierre del tercer cuarto, cuando Nueva York firmó una racha de 13-1 que le permitió tomar ventaja 100-95. Desde allí, los Knicks no volvieron a estar en desventaja y controlaron el cierre con autoridad.
Panorama alentador
El título también tuvo premio económico: Cada jugador con contrato estándar recibió un bono de 318.560 dólares por ganar la NBA Cup, elevando el total a 530.933 dólares por haber llegado a la final.

Aunque el encuentro no cuenta para la clasificación, ambos equipos mantienen un récord de 18-7, liderando sus respectivas divisiones.
Más allá del trofeo, llegar a esta final es un presagio alentador: los finalistas de ediciones anteriores —Lakers, Pacers, Thunder y Bucks— terminaron en Playoffs. Incluso, Indiana alcanzó las finales del Este en 2024 y Oklahoma City Thunder se coronó campeón de la NBA la temporada pasada.
Y lo más importante para los Knicks es que la espera terminó. Nueva York vuelve a creer.
También te puede interesar: Anthony Davis podría ser cambiado a Warriors: Un escenario factible






