Desde un modesto campo de su natal Navojoa, México, hasta convertirse en una leyenda de los Dodgers de Los Ángeles, Fernando Valenzuela inspiró a generaciones con su talento y humildad. Ha dicho adiós.
Valenzuela, una figura emblemática del béisbol y un símbolo de esperanza para la comunidad latina que sueña con triunfar en Estados Unidos, murió este martes a los 63 años.
Conocido por su estilo distintivo en la loma, Valenzuela dejó una marca indeleble en el deporte. Su característico movimiento, con una patada alta y una mirada al cielo antes de cada lanzamiento, sigue siendo icónico. Pero su legado va mucho más allá de sus habilidades atléticas; representó un puente cultural entre México y Estados Unidos, rompiendo barreras y llevando a la comunidad latina al Dodger Stadium.
En una entrevista en 2021, al conmemorarse el 40º aniversario de la famosa «Fernandomanía», el propio Valenzuela habló sobre cómo quería ser recordado: “Sería realmente genial que me recordaran como alguien que siempre trató de dar lo mejor de sí, para que pudieran disfrutar de este hermoso juego”.
Impacto más allá del terreno
Fernando Valenzuela debutó con los Dodgers en 1980, pero fue en 1981 cuando, al inicio de esa temporada, ganó sus primeras ocho aperturas, lanzando siete juegos completos y cinco blanqueadas. En solo 72 entradas, permitió cuatro carreras limpias y ponchó a 68 bateadores, logrando una asombrosa efectividad de 0.50.
Así nació la Fernandomanía, un fenómeno cultural que sigue vivo entre los fanáticos, quienes aún hoy usan la camiseta número 34 , retirada por la franquicia de Los Ángeles, y que recuerdan con cariño sus hazañas.
Durante esa época, su popularidad fue tal que los medios lo seguían de cerca, y las conferencias de prensa antes de cada apertura se volvieron un evento habitual. Los estadios se llenaban con aficionados que coreaban su nombre, mientras grandes carteles con frases como “¡Viva Fernando!” adornaban las gradas.
Incluso los medios y la música lo celebraban; “El Toro” se convirtió en su apodo gracias a un concurso del diario Los Angeles Herald Examiner, y compositores como Lalo y Mark Guerrero le dedicaron canciones.
El fenómeno Valenzuela trascendió el béisbol. En un tiempo en el que los latinos y mexicoamericanos buscaban su lugar en la sociedad estadounidense, Fernando se convirtió en un símbolo de pertenencia y orgullo.
A principios de los 80, en medio de tensiones por la construcción del Dodger Stadium y los debates sobre la reforma migratoria, su éxito representó un rayo de esperanza para muchas familias que encontraron en él una fuente de inspiración.
La Fernandomanía lo llevó a recibir invitaciones como la de la Casa Blanca, donde asistió a un almuerzo con el entonces presidente Ronald Reagan. Su fama también se reflejó en la cultura popular, llegando a aparecer en la portada de revistas como Sports Illustrated y en las icónicas cajas de Corn Flakes de Kellogg’s. ¡Hasta almorzó con Ronald Reagan en la Casa Blanca!
La brillante carrera de Fernando Valenzuela
En el terreno de juego, Valenzuela fue un lanzador dominante. En 1981 fue nombrado Novato del Año y ganó el premio Cy Young, el primero en la historia en lograr ambos galardones en la misma temporada.
Durante sus 17 años en las Grandes Ligas, acumuló un récord de 173 victorias y 153 derrotas, con una efectividad de 3.54 y más de 2,000 ponches. Entre 1981 y 1986, su dominio fue indiscutible, con 84 juegos completos y 26 blanqueadas. Incluso lanzó un juego sin hit en 1990 contra los Cardenales.
Después de dejar los Dodgers en 1990, Fernando jugó para equipos como los Angelinos, Orioles, Filis, Padres y Cardenales hasta su retiro en 1997. Sin embargo, nunca se alejó del béisbol por completo. En 2003 regresó a los Dodgers como comentarista en las transmisiones radiales en español, acompañando a Jaime Jarrín, otro ícono del equipo.
Humildad hasta el final
A pesar de su fama y éxito, Valenzuela siempre mantuvo una actitud reservada y humilde. “Soy una persona muy reservada. Siempre pienso dos veces lo que quiero hacer o decir, y creo que es la única manera de lograr ciertas cosas en la vida”.
Esa forma de ser, reflexiva y prudente, lo acompañó tanto dentro como fuera del campo.
Hoy, la comunidad del béisbol y los aficionados lloran la pérdida de una verdadera leyenda, a solo un par de días del inicio de la Serie Mundial en la que los Dodgers enfrentarán a los Yankees, con Valenzuela apoyando a los suyos desde las alturas.
Fernando Valenzuela no solo dejó una marca imborrable en la historia de los Dodgers y del béisbol en general, sino también en los corazones de millones de personas que encontraron en él una fuente de inspiración y orgullo.
Su legado y la Fernandomanía vivirán por siempre.
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