Los incidentes que retrasaron por más de una hora el inicio de la final de la Copa América en el Hard Rock Stadium, de Miami, solo fueron el colofón de una organización ignominiosa. En Estados Unidos, donde se organizará el Mundial de Clubes XXL el próximo año y el Mundial 2026, junto a Canadá y México, quedó en deuda. De igual forma, Alejandro Domínguez, un experto en robar cámara, tiene intenciones de que la edición de 2028 se repita como sede de un torneo sudamericano. En medio de este caos por un mal césped, quejas arbitrales, un fixture favorable a Argentina, falta seguridad a los familiares en las gradas, campos de entrenamiento nefastos, un show de entretiempo alargado por Shakira cuando sancionaron a DTs por retrasar sus salidas al complemento; ahí figuró una selección de época. La mejor Albiceleste de la historia, la de Leo Messi y Ángel Di María. Lograron el sándwich de Copa América, Mundial y Copa América. Solo lo había logrado España entre 2008 y 2012. En el caso sureño hay que añadirles las Finalissima contra Italia.
“Hace siete meses que se sabe que jugamos aquí y cambiaron el césped hace dos días. Menos mal que ganamos, porque si no hubiese parecido que era una excusa”, soltó Scaloni tras el triunfo ante Canadá. Mientras que Bielsa no se mordió la lengua y tuvo un momento maradoneano a nivel de declaraciones. “Acá no pasó nada, fue una fiesta, estadios llenos, pero no pueden seguir engañando de que las canchas están perfectas. Hicieron una conferencia de prensa con que era una cuestión visual, que Vinicius no ve, que Scaloni no debe hablar. Todo amenazas. Scaloni habló una vez y se atrevió a decir que las uniones del césped no cierran. Y los campos de entrenamiento eran un desastre. Es una vergüenza, en un país que como organizador tiene responsabilidad”, dijo con molestia el “Loco” y eso que fue antes de ver el bochorno de la final.
Néstor Lorenzo también dejó su recado y soltó: “Cuando salimos [del descanso] al [minuto] 16 nos han multado. Ahora hay un espectáculo y tenemos que salir al 25. Con la incidencia que puede tener físicamente en los jugadores. Me enteré hoy que será así, y ya está”. Entre los afectados estuvo Fernando “Bocha” Batista, DT de la Vinotinto, que tuvo que ver el encuentro desde las gradas. Mucho caos en el mejor país del mundo, que se caracteriza por la ley y el orden. Pero que un día antes de la final acaparó las noticias por el intento de asesinato de Donald Trump. Nada nuevo en un país que ha sufrido múltiples magnicidios: Abraham Lincoln, James Garfield, William McKinley y John F. Kennedy. El candidato republicano se unió a Theodore Roosevelt, Franklin D. Roosevelt, Harry Truman, Gerald Ford y Ronald Reagan, como los que pasaron de tragedia a anécdota. En el país de los shooting y del documental Super Size Me eso es “normal”, pero el caos del 14 julio sorprendió a todos.
Pocos días antes se dio el enfrentamiento entre jugadores de Uruguay contra aficionados de Colombia en el Bank of America Stadium, en Carolina del Norte. El preludio del caos. Insistimos, el desorden también era en el terreno de juego. “La cuestión estética puede haber dado una percepción equivocada de que había algún problema con el campo, lo que realmente no era verdad en términos de rendimiento”, llegó a decir Frederico Nantes, director de competiciones y operaciones de Conmebol. Otra polémica, aparte de las altas temperaturas, que hicieron desvanecerse a Humberto Panjoj, eran las medidas de las canchas.
En el diario El País los explicaron de la siguiente manera: “El torneo se jugó con el tamaño más pequeño permitido para partidos internacionales: 100 metros por 64 metros (109 por 70 yardas). Puede parecer un detalle menor pero, por ponerlo en perspectiva, ese tamaño de cancha es el que se suele usar en las categorías sub-13, y el espacio perdido comparado con el estándar de 105 por 68 metros (114 por 74) a lo largo y ancho es equivalente a un área de penalti”. Eso generó un embudo que afectó el espectáculo. El tema es que nadie asume las culpas.
¿Por qué pasó esto? “Conmebol exigió césped natural en todos los escenarios, para garantizar las mismas condiciones en todos los partidos. Pero en Estados Unidos, el pasto sintético prima en la mayoría de los estadios. Primero, porque no son canchas de fútbol; son espacios donde juegan los equipos de la NFL (la liga de fútbol americano) y en los que habitualmente se realizan conciertos y otro tipo de eventos. El césped sintético, a esos fines, es lo más práctico: no se arruina. El fútbol no es prioridad”, explicaron en La Nación (Argentina).
¿Y las autoridades gringas? “Estamos indignados por los eventos sin precedentes que sucedieron durante la final de la Copa América. La Copa América es organizada por Conmebol, y el Departamento de Policía de Miami-Dade (MDPD) brinda apoyo de seguridad junto con otras agencias de la ley (…) Se trabajará con los líderes del estadio para garantizar que se realice de inmediato una revisión completa de los eventos de la noche para evaluar la cadena completa de sucesos, a fin de implementar los protocolos y las políticas necesarias para futuros partidos”, colocó en X, Daniella Levine Cava, alcaldesa demócrata de Miami.
El diario español, El País, reseñaron: “Las autoridades del condado de Miami-Dade, dentro del cual se encuentra el estadio Hard Rock, designaron 550 agentes, más de lo usual para eventos deportivos, para la seguridad, según han dicho la alcaldesa y el jefe de Policía local, James Reyes. Además, trajeron más personal de otras jurisdicciones para apoyar. Sin embargo, insisten que la responsabilidad del caos no es suya, sino de la Conmebol, quien es la organizadora y, por tanto, encargada de asegurar el orden del público antes, durante y después del evento”. Al igual que la derrota, el caos es huérfano.
Bolsillos llenos, corazones tristes
Nuestra pasión es su negocio. Crudo pero real. Conmebol aprendió de México y se llenó los bolsillos con las diásporas de latinos en suelo estadounidense. Los partidos de México, Colombia y Venezuela lograron sell-outs, mientras que Argentina y Brasil también arrastraron un buen número de aficionados a estadios mastodónticos. A pesar de entradas que iban por el orden de los 200 dólares. En la edición anterior en Norteamérica vendieron un millón y medio de tickets, en esta tenían un millón vendido a ocho días del arranque.
Pero hay un análisis que hacen en El País muy interesante. “Esto puede que no sea un problema para la Conmebol, que igual vendió las entradas que se había propuesto, pero afecta al ambiente en los partidos y desvirtúa lo que debe ser un torneo internacional muy competitivo. Tal vez fueron los precios altos que imposibilitaron a muchos hinchas poder ir a los estadios, o simplemente el hecho de que no hay suficiente interés en el deporte en Estados Unidos como para hacer de un Perú-Canadá un vendido total”.
Como definieron en La Nación: “Para los estadounidenses, la Copa América fue un evento más dentro de un calendario de entretenimiento caudaloso”. El nivel de los equipos de Concacaf fue muy bajo, solo Panamá y Canadá evitaron la quema. Aunque el verdugo de la Vinotinto solo ganó un partido de los seis jugados. Otra buena explicación del diario argentino fue: “El cartel de sold-out se colgó en varias ocasiones, pero tiene un elemento engañoso: aquí las entradas no son nominales y la reventa es legal, por lo que muchos compran para hacer negocio. Y muchas veces, si bien se vendieron todos los tickets, no se ocupan todos los asientos”.
Muchos ingreso, pero hubo poca inversión en el VAR, el chip en la pelota, los software reglamentarios o la disposición de las cámaras. Al coincidir con la Eurocopa el contraste fue cruel. El arbitraje quedó en la lupa. “Aunque la responsabilidad recae en el Comité de Arbitrajes de la Conmebol, es absurdo que los jueces tuvieran capacitación de cuatro días, que hubiera árbitros sin experiencia ni calificación operando el VAR y que medidas como explicar los cobros referiles, se aplicaran en algunas sanciones solamente”, atizaron en La Nación.
En la inauguración se rompió el protocolo y el respeto a la libertad de culto con la presencia del Pastor Agüero, cercano a Domínguez. El directivo paraguayo se marcó otra escena bochornosa cuando en la final pateaba balones a una tribuna vacía con unos artistas, mientras afuera sufría el público el desmadre organizativo. Donde si hubo mano dura fue con Ramón Jesurun, presidente de la Federación Colombiana y vice de Conmebol, junto a su hijo Ramón Jamil Jesurun, por agresión grave a un funcionario. Ambos fueron ingresados en el Centro Correccional Turner Guilford Knight. Aparte en un comunicado del condado de Miami-Dade confirmó que hubo 27 arrestos y 55 expulsiones del estadio. Más manchas que un dálmata tuvo la organización.
D10S y un Ángel en Argentina
El fútbol en Argentina está muy centralizado en la provincia de Buenos Aires, pero sus próceres más veteranos nacieron en Rosario, incluso en el mismo hospital solo con 235 días de diferencia. Messi de Newell’s y Di María de Rosario Central. Su primera gran alegría se dio en Pekín con una medalla de Oro, gracias a un gol del “Fideo” asistido por la “Pulga”. En septiembre de 2008 se estrenaron en la absoluta y compartieron cancha vestidos de Albiceleste: 74 alegrías, 27 empates y solo 13 amarguras. Entre esas las tres finales perdidas: Mundial 2014 ante Alemania y las dos de Copa América contra Chile (2015 y 2016).
En está selección de época, este par se gana el derecho a ser de los mejores tándems del siglo XXI, como en el pasado fueron Di Stéfano con Puskas, Pelé con Coutinho, Cruyff con Neeskens o una argentina: Maradona con Caniggia. En esta Copa América se despidieron con 26 conexiones entre ambos rosarinos. En el país donde “le cortaron las piernas” al “Pelusa”, los sureños tuvieron una reivindicación, sin brillar como Colombia pero competir con su estilo, el famoso “La Nuestra”, de toco y me voy. Esto en un contexto donde la última imagen de Messi en el partido fue sentado en el banco, con un chaleco amarillo, una bolsa de hielo en su tobillo y una corriente de lágrimas en su rostro. Un trofeo invisible fue aprender a triunfar con el “10”, primera vez en 18 años del considerado para muchos el mejor de la historia.
“Sé que estos son mis últimos años y sé que cuando no tenga esto, lo voy a extrañar mucho porque no importa cuántas cosas encuentre para hacer, nada va a ser como esto”, dijo Messi en su documental para Apple. Di María dijo adiós y el tiempo de Messi se agota. “Ha sido un ciclo espectacular. No están en racha, es una nueva era para la selección argentina. Pero recién estamos empezando”, elogió Lorenzo, DT de Colombia.
Otro hijo ilustre de la provincia Santa Fe es Scaloni, oriundo de Pujato. En 2006 se caracterizó por ser la alegría del grupo y compartir habitación con Carlos Tevez para conformar la dupla más bromitas. Pero era el primero en levantarse. Eso lo trasladó a su labor como entrenador. Buena química, pero mucho trabajo. La “Scaloneta” nació como un meme, pero evolucionó al Scalonismo, una corriente que emerge como una tercera vía entre Bilardo y Menotti.
Cristian Grosso lo definió de forma magistral en La Nación: “Scaloni consiguió que lo siguieran antes de ganar, y esa es su gran conquista. Hoy el líder humano es el líder que triunfa. Como Ancelotti, sí; como Guardiola, sí. ¿Qué importa quién sabe más? Lo único trascendente es que los jugadores le crean. Lo respeten. Y hasta lo quieran”. El redactor sentenció: “Los futbolistas creen en él y le reconocen el sentido de la justicia a la hora de tomar decisiones. Es genuina su voluntad por despojarse de apariencias y disfruta de ser un tipo cualquiera, anónimo arriba de una bicicleta, su hobby favorito. En un país desproporcionado, Scaloni es equilibrado”.
Como escribe Andrés Burgo, la Argentina de los Lioneles, Messi y Scaloni. Los que cortaron una sequía que duró de 1993 a 2021, donde salieron seis veces subcampeones y su máximo adversario, Brasil, dio la vuelta olímpica once veces. La Albiceleste salió al ruedo en 1902 y en la actualidad suma 23 títulos oficiales, entre los que destacan tres Mundiales y 16 Copas América. Quedará en el recuerdo reciente las siguientes ciudades: Río de Janeiro, Londres, Doha y Miami.
Burgo en la previa escribió en El País (España): “El país volverá a entregarse a la Messimanía sin distinción de ideologías políticas -de la derecha más rancia a la izquierda más utópica-, realidades económicas, edades, géneros, equipos de fútbol, cantidades de seguidores en redes sociales ni personajes de Gran Hermano favoritos”, en contexto de la Ley Bases de Javier Milei. Entre tanta polarización, el escritor definió a la Albiceleste como el Ministerio de la alegría.
¿La mejor Argentina de todas?
El fútbol son emociones. El 20 de diciembre salieron millones de personas a celebrar su tercera Copa del Mundo, lo que Burgo definió como el “Woodstock argentino”. En esta Copa América también generaron jolgorio. “Aunque sea por televisión, o gracias a un link de Fútbol Libre, cada partido de la selección fue un viaje, unas pequeñas vacaciones, la hora y media en la que te olvidás que hay que pagar cuentas y que el sueldo no alcanza. La selección argentina como sostén emocional. Que no cambia nada en el fondo, pero te lo cambia todo por un rato”, escribió Alejandro Wall, en el diario El Tiempo de Argentina.
Esto a nivel emocional, pero hagamos un repaso que hizo el diario La Nación. Primero, como buen boxeador, tuvo a diferentes campeones. En la Copa América a Brasil, que defendía el título y Francia, que era el monarca Mundial. Mientras en la Finalissima doblegó a Italia. El pasado domingo venció a Colombia, con un invicto de más de 20 partidos y era la mejor de la Copa América. Aparte contó con “mentó de campeón”, porque muchas veces vio el precipicio de cerca, pero logró zafar. Aparte de los campeones del Mundo de 1978 y 1986, ¿Con cuáles generaciones se le comparan?
Hay que echar los libros de historia hacia atrás para la hablar de la época de Stábile, donde se le asignó el mote de “campeón moral” como los mejores del mundo en los 40, a falta de Mundiales por la Segunda Guerra Mundial. Gano cuatro Sudamericanos, que es la denominación que tenía en esa época la Copa América, todos de forma invicta. En La Nación repasan: “José Manuel Charro Moreno, Adolfo Pedernera y Antonio Cuila Sastre en el 41; Mario Boyé, Noberto Tucho Méndez, Rinaldo Martino y Felix Loustau en el 45; Vicente De la Mata, Rinaldo Martino y Ángel Labruna en el 46, y Néstor Pipo Rossi, Alfredo Di Stéfano y René Pontoni en el 47”.
El nombre de Stábile, que ganó seis veces el título continental fue también el timonel de “Los Carsucias” de 1957. Un equipo que lo reseñaron como elegante, irreverente y contundente con muchos chamitos. “Oreste Omar Corbatta (21 años), Humberto Maschio (24), Antonio Valentin Angelillo (20), Enrique Sívori (22) y Osvaldo Cruz (el “veterano”, con 26) era la delantera. José Francisco Sanfilippo (22) no tenía lugar, era suplente. Hicieron 25 goles en seis partidos, con un promedio de ¡4,16 goles por encuentro!”, escribieron en el periódico.
La otra generación que hablan es la de Alfio “Coco” Basile, con una racha de 33 partidos invictos. Dos Copas América (91’ y 93’), junto con el antecesor de la Copa Confederaciones (Copa Rey Fahad, 92’) y la Finalissima (Artemio Frachi, 93’). Para Estados Unidos 1994 llegó como favorito con: Óscar Ruggeri, Sergio Goycochea, Fernando Redondo, Diego Simeone, Claudio Caniggia y Gabriel Batistuta. La figura excluyente era Diego Armando Maradona, hasta que la enfermera Sue Carpenter entró en la memoria colectiva de los argentinos.
Pero sin dudas este grupo liderado por Messi, derriba cualquier otra candidatura. En el horizonte tienen el Mundial de 2026 y una posible Finalissima contra España. Una selección de época que exorcizó sus demonios fatalistas con cuatro trofeos seguidos. Como venezolano esperamos que cuando visiten Venezuela en el próximo mes de noviembre, sea en Maturín, Puerto La Cruz o donde sea, la Vinotinto se convierta en su Arabia Saudita en Catar 2022.
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