Las próximas líneas fueron escritas en medio de una ola de rumores, reportes de medios de comunicación y periodistas e informes que hablan de la muerte de la mal llamada Superliga Europea, un proyecto que pretende sustituir la Liga de Campeones de la UEFA por un modelo de torneo inclusivo solo para ricos, poco solidario con los modestos y que representa una puñalada para el fútbol mundial y su institucionalidad.

«Este es un conflicto de malos contra malos. El fútbol es sólo la excusa». La cita es de Ignacio Benedetti, periodista, y resume la enorme discusión que ha generado la idea de instalar una Superliga en Europa, fundada por Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Milan, Inter, Juventus, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelsea y Tottenham, con tres más por determinar y con la invitación de otros cinco clubes. Pero parece que las mismas serán postergadas.

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de la mismísima Superliga, decidió dar detalles en el programa ‘El Chiringuito’ —que no necesita presentación— sobre la competición. ¿Qué tanta credibilidad puede tener un torneo presidido por uno de los jefes de los participantes? La misma, probablemente, que la de una liga presentada en un programa de televisión como lo es el referido show.

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Curiosamente, horas después de que Florentino dijera cosas como «la UEFA es un monopolio», «la situación del fútbol es mala», «hay que rentabilizar ingresos haciendo partidos más competitivos», «estamos todos arruinados», entre otras aseveraciones, el gobierno inglés, la Premier League y la FA presionaron en Inglaterra a los clubes, generando, por ejemplo, la baja Manchester City y Chelsea de la Superliga y con la posibilidad de que todos los equipos británicos renuncien al torneo.

El CEO del Manchester United, Ed Woodward, renunció a su cargo, se rumora en Italia la misma decisión por parte de Andrea Agnelli en Juventus, y el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, filtra que serán los socios del club quienes decidan si el equipo participa en la Superliga en la próxima Asamblea de Socios.

Todo ocurre, además, luego que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijera de forma tajante que «o están en FIFA y UEFA, o no lo están», abriendo todas las posibilidades para sanciones, como las que propuso UEFA, presidida por Aleksander Ceferin, al anunciarse el torneo: no jugar la Champions y los torneos de la federación, prohibición de jugadores a vestir los colores de sus selecciones y más restricciones.

Medidas como las que propuso la UEFA en contra de los participantes de la Superliga supondría el clímax de un conflicto entre malos e indignos. En medio de las balas, está el fútbol, los fanáticos y los jugadores, mientras los desacreditados jefes del fútbol en el mundo y los infames empresarios que manejan los recursos del balompié se cruzan en una batalla por más ingresos.

Probablemente, a corto plazo, no haya una Superliga Europea. La idea la instalaron en los despachos de algunos de los directivos más poderosos del planeta, que a su vez le demostraron a Infantino, Ceferin y otros que pueden producir aún más dinero. Y mientras tanto, los hinchas se enfrentan en debates tan apasionantes como los de la Copa del Mundo, preguntándose quién es el bueno y quién es el malo. La Superliga puede existir en un futuro, pero va a tener las mismas y avariciosas bases, y sin la presencia de los menos agraciados bancariamente o los equipos chicos, el fútbol perderá una de las razones, que, para Marcelo Bielsa, lo hace del deporte más popular del mundo.

«Una de las razones por las que el fútbol es el deporte más popular del mundo es porque los débiles pueden vencer a los poderosos», afirma ‘El Loco’. La Superliga acaba con los Alavés de 2001, el Porto de 2004, el Deportivo de ese mismo año, el Leicester City de 2016, el Ajax de 2019 y tantas historias de David y Goliat que glorifican el deporte. ¿Imaginan un fútbol sin el himno de la Champions o un Mundial sin los mejores del planeta?

Doce o 15 instituciones no pueden darle un golpe de estado a la institucionalidad del balompié, y mucho menos estar sobre el resto del planeta fútbol, aunque quieran ponerle un precio al legado de Richard Mulcaster, Cambridge y la FA por 7 mil millones de dólares. La pelota no se mancha, decía Diego, y el fútbol no le pertenece a los codiciosos. Es de la gente. No subestimen a los hinchas jamás.

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Guy Acurero - @guy_acurero

Web manager de Hispanic Sports Media, SEO Specialist y futbolero. Con más de 10 años de experiencia en medios de comunicación.

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