El Barcelona arrasó con el Athletic Club de Bilbao este sábado, en la final de la Copa del Rey 2021: los catalanes golearon 4-0, con doblete de Leo Messi y goles de Antoine Griezmann y Frenkie de Jong.
La Copa del Rey es siempre el torneo de menor peso en una temporada en España, pero el de este año tiene un sabor especial.
Llega luego de meses turbulentos, en los que se vivieron salidas dolorosas como la de Luis Suárez, escándalos como el de Josep María Bartomeu y situaciones insólitas como la del burofax de renuncia de Messi, entre otras.
Todo quedó olvidado este sábado, al menos de forma temporal. Ver a Messi levantando el trofeo, a Joan Laporta abrazándolo y a Ronald Koeman sonriendo le devolvió al Barcelona la sensación de tranquilidad. De paz. Pero, sobre todo, de esperanza.
Porque el Barcelona parecía destinado a la desgracia por largo rato, evocando las largas épocas de sequía de principios de la década del 2000, a lo que se sumaba la crisis institucional con Bartomeu en la presidencia. Y, de un plumazo, hay presente, futuro y éxito.
Aunque sea en la Copa del Rey.
Un segundo tiempo mágico para Messi y el Barcelona
En el estadio La Cartuja, en Sevilla, el primer tiempo resultó combativo para los de Koeman, que encontraron en el conjunto de Marcelino García Toral a un rival duro. Recordemos que los vascos venían de perder la final de 2020 -movida a principios de abril, debido a la pandemia- contra la Real Sociedad, por lo que la de este sábado -la 2021- resultaba un objetivo de vida o muerte (deportivas).
El primer tiempo finalizó sin goles, con claro dominio blaugrana, pero sin moverse el marcador. En la segunda mitad llegaría la fiesta.
Antoine Griezmann sentenció un pase de Frenkie de Jong para el 1-0, al 60. Tres minutos más tarde, el holandés marcó el 2-0 de palomita, con asistencia de Jordi Alba.
Al 68 le tocó a Leo Messi anotar un golazo en el que se unieron toques, carreras de larga distancia y una definición exquisita. Fue, parafraseando al maestro Edgardo Broner, “el gol de Maradona contra los ingleses, pero con una pared incluida”.
Selló la victoria Messi con otro gran gol, esta vez al 72, de factura similar al primero.
Messi, como capitán, se encargó de levantar la Copa del Rey. En su frente quizás no pasó el burofax, la asfixia de la época Bartomeu y la desazón de las derrotas pasadas. Solo pensaba en el festejo. En la sensación balsámica de la victoria.
Mientras, aún queda en duda su continuidad. ¿Se quedará el argentino durante más tiempo? ¿O es la Copa del Rey 2021 el último trofeo -lleva 36- que levanta como blaugrana?
El factor Ronald Koeman
Mención aparte: Ronald Koeman. El holandés llegó como apagafuegos, tras las salidas de Ernesto Valverde y Quique Setién. Héroe de la primera Champions culé, la de 1992, con un golazo suyo contra la Sampdoria, ahora tendría una responsabilidad mayor: sacar del bache a su amado club.
Tuvo personalidad y carácter para hacer frente a lo extradeportivo. Manejó con serenidad a un plantel que estaba en llamas, luego del anuncio de salida de Messi y la falta de refuerzos en invierno. Enfrentó a las críticas con victorias, y en un 2021 inspirado -solo le faltó responder en octavos de final de Champions ante PSG y en el Clásico ante el Real Madrid-, ya tiene una Copa del Rey, peleando por la cima de la Liga.
Koeman no solo merece el respeto, sino la confianza de Joan Laporta. El presidente que había traído a Pep Guardiola, ahora tiene a Xavi Hernández entre ceja y ceja para el banquillo. Pero sabe que el Koeman de hoy es el Frank Rijkaard de hace casi dos décadas, el hombre que trajo calma al vestuario y que sirvió de antesala para la era de Pep.
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