Segundo en la Liga ante el Real Madrid, eliminado estrepitosamente en la Champions, sin opciones en la olvidada Copa del Rey. La 2019-20 fue una temporada terrible para el Barcelona.
Los culés cayeron humillados este viernes 8-2 ante el Bayern Múnich en los cuartos de final de la máxima competición europea.
Fue la goleada más amplia desde la sufrida en 1946 ante el Sevilla por 8-0.
Analizamos a continuación las tres razones principales del fracaso del Barcelona en la actual temporada. ¿Es realmente el fin de un ciclo?
La pésima gestión de la directiva
Antes del reinicio de la Liga de Campeones se habló que el Barcelona solo contaba con 13 jugadores del primer equipo, completando su plantel con juveniles.
Es la muestra más fehaciente de la pésima planificación de la campaña por parte del presidente Josep María Bartomeu y el director deportivo Eric Abidal.
Que un jugador como el brasileño Coutinho, fichado por más de 120 millones de euros, siga cedido de club en club. O que otro como Arthur, una promesa invaluable del mediocampo, sea vendido para hacer espacio. Y que uno como Antoine Griezmann no sea protagonista, pese a la exorbitante cifra superior a los 100 millones de euros que costó.
Una auténtica locura.
Abrimos una segunda puerta que nace a partir de la primera: la escogencia del entrenador.
La selección del entrenador del Barcelona
Otro fracaso de la dirigencia culé. Ernesto Valverde fue despedido en enero, luego de perder la Supercopa de España. Valverde debió haber sido sacado antes de la temporada o después, pero nunca durante. Siempre fue un técnico al que le costó sacar lo mejor del equipo, y muestra de ello son las remontadas sufridas ante Roma y Liverpool en Champions.
Pero el remedio fue peor que la enfermedad. La llegada de Quique Setién al banquillo del Barcelona, lejos de ayudar, terminó de desmoronar la situación del Barcelona en la Liga. Perdieron la cima, conquistada por el Real Madrid. Y en la Champions, ni se diga.
Porque recibir ocho goles de una máquina como el Bayern tiene una cuota de responsabilidad altísima en el cuerpo técnico. El clásico 4-3-3 del Barcelona fue cambiado por un rácano 4-4-2, en el que Leo Messi no tuvo peso y Luis Suárez, mucho menos.
Un equipo sin alma que no tuvo un entrenador a la altura de la circunstancia.
Tercero y último: el manejo de los jugadores
Este punto final tiene que ver, evidentemente, con los dos primeros. En el equipo mandan los futbolistas, las vacas sagradas, pero ya hay muchas que deben salir del conjunto.
La dirigencia y el cuerpo técnico deben pensar en una reestructuración pensando en el futuro. Lionel Messi, amo y señor indiscutible del equipo, es protagonista por heroísmo propio, pero sus acompañantes no están a la altura.
Y no tanto por el talento, sino por la edad y el desgaste físico. Luis Suárez, Iván Rakitic, Arturo Vidal, aunque puedan tener arranques de fútbol efectivo, son ejemplo del paso del tiempo. Es momento del aumento de oportunidades para Ansu Fati, Riqui Puig y tantas joyas en la cantera. Salir de Arthur, con apenas 23 años, es un error grave de la directiva, más por haber traído a un Miralem Pjanic que ya está en el tercer piso.
El técnico que venga -ya Bartomeu asomó la salida de Quique Setién- debe ser un entrenador con ascendiente sobre el grupo. Probablemente sea Xavi el elegido, pero ¿de qué vale contar con un técnico con ideas brillantes si en la directiva todo ha sido meterle el palo a la rueda?
Es el punto original el que pesa en este análisis, el primero: los errores constantes de la dirigencia blaugrana.
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