Gianna Bryant tenía 13 años, toda una vida por delante y dos anhelos: ser jugadora profesional de baloncesto y continuar el legado de su padre. Sus deseos se convirtieron en sueños rotos.

La segunda de las cuatro hijas de Kobe Bryant perdió la vida el domingo con su progenitor, una tragedia que sacudió al mundo y en la que también murieron John Altobelli, coach de béisbol universitario, la esposa y la hija de Altobelli, Keri y Alissa; Christina Mauser, entrenadora de la Mamba Academy; Payton Chester, compañera de Gianna, y su madre Sarah; y el piloto del helicóptero, Ara Zobayan.

Gianna Maria-Onore ya mostraba interés por el baloncesto femenino profesional estadounidense, la WNBA, y tenía entre ceja y ceja las universidades más importantes y los equipos de la liga. Con solo 13 años, mostraba un talento formidable para encestar el balón y muchos comparaban sus movimientos con los que Kobe dominó la NBA.

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«Yo me encargo»

Los fanáticos de Los Ángeles Lakers y del baloncesto siempre le pidieron a ‘Black Mamba’ tener un hijo varón para continuar con su legado. Kobe Bryant, ante esa petición, siempre mostraba una sonrisa.

Lo que no sabían los que pedían un heredero para la leyenda de los púrpura y dorado es que Gianna se estaba preparando para ello.

Kobe siempre presintió que la pequeña continuaría su legado. «Ella es algo especial«, decía un orgulloso padre cuando veía jugar a hija.

«Cuando salimos y fanáticos se me acercan, mientras ella (Gianna) está a mi lado (…), y me dicen: ‘Tienes que tener un varón, tienes que tener a alguien que siga con tu tradición, tu legado’; ella me dice: ‘Yo me encargo«, contó Kobe en 2018 en el programa de Jimmy Kimmel.

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Gianna, al igual que sus tres hermanas Natalia, Bianka Bella y Capri, recibió su nombre por los lazos de Kobe con Italia, acompañaba a su padre a juegos de NBA y WNBA, se entrenaba con él en el gimnasio de su casa y entrenaba en el equipo de su escuela. Tenía la ‘Mamba Mentality’ de Bryant.

Enamorada del juego como su padre

‘Gigi’, como llamaban cariñosamente a la prometedora adolescente, estaba enamorada del baloncesto, entregada al juego y a sus metas.

«Lo que amo de ‘Gigi’ es su curiosidad por el juego, es muy curiosa. En situaciones complejas durante un partido, ella tiene la capacidad de parar un momento y venir a hacerme una pregunta muy precisa, algo que no es común. Es un privilegio ver sus movimientos y las expresiones que hace, es increíble cómo funciona la genética«, le dio Kobe a ‘Los Ángeles Times’ en octubre de 2019.

Gianna, incluso, ya había elegido la universidad en la que quería estar antes dar el salto a la WNBA: la Universidad de Connecticut, referencia del baloncesto a ese nivel. Quería «ir a toda costa», según su padre.

Kobe y su padrino Rob Pelinka, exagente de Bryant y director general de los Lakers, le habían arreglado a Gianna Maria-Onore encuentros con estrellas y entrenadores del baloncesto femenino.

Su talento más allá de su apellido

Pesaba que ‘Gigi’ fuera la hija del cinco veces campeón de la NBA, pero lo que más resaltaba de la joven era su talento.

Sus aptitudes en la cancha llamaron la atención de Derek Fisher, excompañero de Kobe en los Lakers y actual coach de la franquicia de baloncesto femenino de Los Ángeles, LA Sparks.

«Tienen la misma forma de actuar y la misma personalidad«, dijo Fisher sobre Gianna, comparándola con su padre, y quien se ganó el sobrenombre de ‘Mambacita’.

Gianna jamás imaginó que sus anhelos se convertirían en sueños rotos de forma tan trágica. Era una niña talentosa que solo quería hacer de su padre un hombre orgulloso, continuar con el legado Bryant y ser feliz jugando baloncesto.

Vuela alto, ángel, hasta los tableros del paraíso.

Gianna Maria-Onore Bryant (2006-2020).

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Guy Acurero - @guy_acurero

Web manager de Hispanic Sports Media, SEO Specialist y futbolero. Con más de 10 años de experiencia en medios de comunicación.

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