No todos los días tienes la oportunidad de conversar con un deportista que llegó a la cima en su deporte, y es más grato aún cuando ese jugador es tu paisano. Miguel Cabrera, sigue siendo el principal exponente del béisbol venezolano, un ídolo y el ejemplo a seguir para todo aspirante a pelotero.
En su temporada #17 en Grandes Ligas, Miggy buscará olvidar un 2018 decepcionante, en donde una rotura del tendón en su biceps izquierdo, lo marginó a sentarse por casi toda la temporada.
Así que la interrogante principal entrando al 2019, es sobre cómo se siente en este inicio y cómo afronta esta nueva temporada.
«(La temporada) se afronta positivamente, yo pienso que eso es lo primordial, tratar de salir al terreno a hacer mi trabajo y hacer las pequeñas cosas antes del juego para estar lo más suelto posible y evitar cualquier tipo de lesiones.
Dar las gracias a Dios por otra temporada más, porque estamos aquí de nuevo, y bueno, otra oportunidad para salir al terreno y tratar de ayudar al equipo a ganar», declaraba el dos veces MVP.
El estado físico de Cabrera
«Me siento bien, gracias a Dios pudimos tener un buen spring training, ahora a adaptarse al ritmo de la temporada, el ritmo de aquí es mucho más rapido y hay que agarrar las cosas poco a poco. Lo más importante y lo único que uno puede controlar es el trabajo duro, y pienso que el ánimo y el enfoque está ahí para hacer el trabajo».
Adaptarse a un nuevo rol
En la primera serie de la temporada, los Tigres de Detroit dividieron con los Toronto Blue Jays. Los azulejos y los tigres comparten situaciones similares, ambos equipos están en modo «rebuild» con un roster lleno de novatos y prospectos, y que por supuesto, son fantasmas de esos equipos que pelearon playoffs hace años atrás.
Uno de los desafíos más importantes que tiene Cabrera esta temporada, es cumplir con el rol de guía en el vestuario para aconsejar a la camada de jóvenes que viene saliendo en Detroit.
«Bueno tratar de ayudar a los muchachos jóvenes a que no se desenfoquen, a que no pierdan el rol de ellos cuando las cosas no están saliendo a su manera. Y bueno, tratar de incentivarlos, apoyarlos y darles ese consejo cuando más lo necesiten», comentaba el cuatro veces campeón bate.
Luego de compartir vestuarios y batallas con compañeros como Víctor Martínez, Justin Verlander, Max Scherzer, J.D. Martínez, etc., Cabrera se encuentra en una posición atípica en su carrera. Formar parte de un equipo sin aspiraciones para llegar a la Serie Mundial, y con un grupo desconocido.
«Hay un buen talento y tenemos buen talento en la granja también, esperemos que estén lo más pronto posible acá. Ese es un problema bueno que tiene el equipo (en este momento), tratar de ver y abrir huecos para esos prospectos que vienen subiendo».
Cabrera: Cambios en el béisbol
Es una era distinta en las Grandes Ligas. Y así también lo es para Cabrera. Es una era en donde se ha priorizado el «Moneyball» y sobre todo, las estadísticas avanzadas son los nuevos medidores de desempeño.
Le pregunté a Miguel sobre el desarrollo de la tecnología en el juego y si alguna de estas estadísticas cambiaba su preparación o lo sorprendía.
«No, porque al final del día el béisbol en el terreno de juego siempre es el mismo. Las estadísticas son basadas en una computadora donde te dan mucha información, y por supuesto uno tiene que tomar ventaja de todo eso.
Pero al final, uno tiene que salir a jugar, el pitcher es humano, se va a equivocar, independientemente de donde digan que te tiene que pichar, uno siempre tiene que batear su pitcheo y esperar el error del pitcher», definía el ganador de la Triple Corona de bateo en el 2012.
La situación en Venezuela
Como venezolano, tanto Cabrera como yo, estamos al tanto y al pendiente de lo que pasa en Venezuela.
En los últimos meses una crisis inhumana ha azotado nuestro país, llevándolo al borde del abismo y la desesperación.
Con ciudades enteras sin luz por 24-48 horas, una crisis alimentaria que obliga a la gente a comer basura, no hay agua potable, con una moneda «recontra» devaluada y una inflación rondando 1.300.000%. Es decir, la calidad de vida a niveles paupérrimos.
«Es algo lamentable, muy triste lo que está pasando el pueblo venezolano allá, (estoy) tratando de apoyarlos lo más que pueda desde aquí fuera del país, y bueno (lo que toca es) mantenerse positivo, no perder la fé. Sé que no es fácil, son 20 años ya que tenemos luchando», decía el nacido en Maracay.
«Y bueno, esperemos que de un momento a otro podamos salir de ese régimen y tratar de que Venezuela empiece a evolucionar, tratar de que Venezuela empiece a producir, empezar a invertir nuevamente en el país de nosotros y empezar a abrir todas las puertas para que el país empiece a desarollarse como debe ser».
Es difícil no mantenerse en el tema Venezuela y saltarse esa barrera. Pero hablando de barreras, una de las más importantes que existe, entre el prospecto latino y el norteamericano en el béisbol, es la educación.
Una barrera llamada: Educación
Los prospectos latinos, y hablo con propiedad sobre los venezolanos, para llegar a tener éxito y ser firmados, tienen que dedicarse desde los 8-10 años al béisbol a tiempo completo, esto incluye entrenamientos día y tarde, trabajo físico, mental, etc., hasta el punto en que el colegio pasa a un segundo o tercer plano.
José Bautista, jardinero que actualmente es agente libre en MLB, escribía hace cuatro años una gran nota sobre este tema en Players Tribune, sobre esa barrera que existe en cuestión de educación entre el pelotero latino y el norteamericano.
En la nota Bautista decía que a la hora de llegar a las ligas mayores, o simplemente con el hecho de ser firmado y tener que salir de tu país, esto les pasaba factura para vivir su vida cotidiana.
Anécdota de Cookie Carrasco
Carlos Carrasco, lanzador de los Indios de Cleveland, me contaba una anécdota particular en nuestro podcast.
A los 10 años se tuvo que mudar de casa de sus padres, para mudarse con su agente en Barquisimeto y así poder dedicarse 100% al béisbol.
Al ser firmado y mudarse a los Estados Unidos, «Cookie» cuenta que en su primer mes viviendo solo, para cenar solo podía pedir pizzas, debido a que no dominaba el idioma.
Miggy sobre la educación
«Eso es algo contradictorio, muchos que conozco, venezolanos, han podido sacar su bachillerato. De ir a una universidad es imposible porque agarramos como carrera el béisbol, y el tiempo aquí nos consume demasiado para agarrar una carrera profesional», comentaba inicialmente el primera base de Detroit.
«Yo pienso que la carrera profesional de nosotros es el béisbol. Pero eso no quita que nosotros dejemos de leer, eso no quita que de vez en cuando agarremos un libro, leamos, nos informemos, escuchemos y nos eduquemos fuera, no necesariamente tenemos que ir a una universidad.
Yo pienso que nos podemos educar de otra forma, y una de las mejores formas es esa, agarrando un libro, así sea de pelota, hay muchos libros de pelota que uno puede leer y son buenísimos, se los puedo recomendar».
Quizás Miguel y yo no nos entendimos en el rumbo de esta pregunta, y él habló más a nivel universitario, y no por el hecho de que el pelotero latino deja de pasar esos años formativos en la escuela y luego, por una u otra razón, es más difícil retomarla.
Diferencias grandes en Norteamérica
Mientras que el norteamericano, tiene un sistema que le permite completar su educación de colegio y bachillerato, e incluso comenzar su carrera universitaria, y al mismo tiempo, mantenerse compitiendo a un alto nivel sin esto afectar sus aspiraciones de jugar en Grandes Ligas.
«Lo que tienen que hacer (los peloteros), es tratar de educarse ellos mismos, porque el tiempo que tenemos nosotros no nos da para ir a una universidad. Bueno en nuestra época, porque ahora se puede hacer una carrera por internet.
Pero eso no quita de que puedas agarrar un libro, tenemos el teléfono donde podemos comprarlo, un audiolibro que podemos escuchar, y así poder evolucionar más como persona», concluía el venezolano.
Este es un tema que pica y se extiende, pero sin duda, es un problema que existe en el sistema de firmas y del cual MLB tiene que hacer un mejor trabajo para abordarlo.
¿Y cuál es el objetivo de Cabrera para el 2019?
Finalmente, le pregunté a Miggy sobre su objetivo para esta campaña, ese objetivo personal que se trazó en la offseason para mejorar.
«Uno siempre tiene que tener metas, objetivos a trazar, y bueno la meta este año, es estar sano y tratar de jugar una temporada completa, y bueno ayudar al equipo».
Terminaba con sencillez el maracayero que luego de conversar conmigo se dispuso a firmar autográfos a los fanáticos venezolanos presentes en el Rogers Centre.
Lo cierto es, que en la temporada 17, el futuro miembro del Hall Of Fame no quiere bajar la marcha, sus objetivos son los mismos, está asumiendo su nuevo rol con clase, y su emoción por salir al terreno sigue y seguirá siendo la misma.
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