Fin de semana tras fin de semana, Lionel Messi encuentra la manera de sorprender al mundo a pesar que pareciera que ya lo mostró todo. Siempre tiene algo más en su repertorio para dejar a todos boquiabiertos.

La historia de nunca acabar para el rosarino: consagración con el Barcelona y angustia con Argentina. La más reciente desazón con la Albiceleste la vivió desde afuera: lesionado tuvo que ver cómo España los goleaba 6-1 y pocos meses antes del Mundial las dudas invaden a los de Jorge Sampaoli.

«Tenemos que encontrar una identidad. Argentina no puede descansar solamente en un jugador absoluto», había dicho previamente el entrenador sobre Messi. Pero en la práctica todo luce como lo contrario. La selección bicampeona del mundo volvió a ser esa que no encuentra ideas claras y que se estanca en el mismo punto. Solo el genio de la lámpara llega con las soluciones.

A Messi le tocará cargar en sus espaldas a un equipo que con tanto talento tiene, incomprensiblemente, tanto problemas. La defensa no encuentra solidez, el medio del campo no brinda garantías y los atacantes andan con la mira desviada.

Desde las tribunas del Wanda Metropolitano se veía a un «10» frustrado, con la mirada perdida y con la preocupación de volver a tener que vivir otro calvario con Argentina. Messi sabe que debe hacer mucho más de lo que hace fin de semana tras fin de semana, le toca brillar por donde pise y transmitir a un plantel que no da pie con bola.

¿Logrará darle la vuelta a los malos augurios y que este Mundial sea el suyo?

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Medio Deportivo

HSM Staff

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