Renacieron los imparables Dodgers de Los Ángeles. Durante cuatro increíbles meses este año, recordarán ustedes, los Dodgers jugaron a la pelota como si fuesen uno de los mejores equipos de la historia. Entonces, a finales de agosto y durante buena parte de septiembre, las cosas se les complicaron un poco. Tuvieron aquella cadena de derrotas. Surgieron dudas. Comenzaron a aparecer preguntas. Pero resulta que comenzó la Serie Divisional contra los D-backs y todo aquello quedó en el olvido.
Lo interesante de la victoria de los Dodgers 3-1 la noche del lunes en Arizona -así como también las dos primeras en la SDLN- es que L.A. hizo lo que mejor sabe hacer: agotaron a su rival. ¿Cómo es eso? Les explico. Los Dodgers son como esos boxeadores que pasan rounds y rounds dando golpes al cuerpo, nada que impresione. Al principio, parece que no están logrando mucho. Pero a medida que pasan los rounds, puedes ver como el oponente empieza a tambalearse. Ya para el octavo o noveno asalto, el rival está listo para rendirse.
Estos Dodgers son así. Del 25 de abril al 25 de agosto, tuvieron un insólito récord de 82-25, empatando a los Yankees de 1998 con la mejor foja en un periodo de cuatro meses en los últimos 100 años. El detalle, no obstante, es que no hicieron todo eso pasándole por encima a sus contrarios, al menos no anotando un montón de carreras. En ese lapso, promediaron apenas un poquito menos de cinco rayitas por juego.
Watch the @Dodgers celebrate their #NLDS sweep on #ClinchCam! pic.twitter.com/s6vHuRHh5V
— MLB Network (@MLBNetwork) October 10, 2017
El pitcheo estuvo excelente, por supuesto, pero la efectividad colectiva de 3.00 en esos juegos tampoco es algo que llame demasiado la atención. ¿Y cómo lo hicieron? Bueno, ganaron 22 juegos por una carrera y otros 11 por dos. Ganaron noche tras noche tras noche haciendo exactamente lo que hicieron el lunes.
Finalmente, dejaron a Arizona sin respuestas. «Un triunfo de equipo», define el manager Dave Roberts este tipo de victorias, y nadie mejor que los Dodgers de Los Ángeles para lograrlas. Sí, puede que haya equipos con mejores alineaciones, mejores rotaciones, mejores relevistas. Pero cuando los Dodgers juegan este tipo de pelota, es difícil imaginarlos perdiendo.
«Hubo un periodo de tiempo en el que los Dodgers fueron el mejor equipo que he visto en mi vida», dijo antes del Juego 3 el manager de los D-backs, Torey Lovullo. No hay más nada que decir al respecto. Esos Dodgers están de regreso.