Sé que duele, pero el tiempo cura todo, mi amor. Yo nunca quise: me tuve que despedir. «Me muero», uno de los temas que hacen vida en el último lanzamiento discográfico de Eladio Carrión, que poco tiene que ver Luka Doncic, pero que representa el corazón roto de la estrella de la NBA.
Luka no ha sanado, no ha olvidado, no ha perdonado. Dallas no sana. Ni olvida, ni perdona. En una noche como cualquier otra de un miércoles de abril, el American Airlines Center fue escenario de una noche que mezcló nostalgia, rabia contenida y admiración.
Luka Doncic, ídolo eterno de los Mavericks, volvió a la ciudad que lo vio nacer como leyenda. Pero esta vez, vestido de dorado y púrpura. Esta vez, como figura de Los Ángeles Lakers, su malquerido equipo.
Malquerido como aquel inesperado e incomprendido canje del 1 de febrero que mandó al esloveno a California, una decisión que muchos ya consideran como uno de los mayores errores deportivos en la historia de la ciudad. Y aunque ver el uniforme del rival dolía, la presencia de Doncic seguía siendo un imán.
Más que un juego de baloncesto
Fue un juego de emociones encontradas. Por un lado, la esperanza de los Mavericks por asegurar el décimo puesto de la Conferencia Oeste y el codiciado pase al play-in. Por otro, el murmullo de una afición que aún no digiere la salida de su héroe.
Aunque esta vez no hubo tantas protestas afuera del estadio como en las semanas posteriores al traspaso, las voces de inconformidad aún retumbaban. Algunas pancartas le gritaban amor eterno a Luka, otras pedían sin rodeos la renuncia del gerente general Nico Harrison, a quien culpan directamente por la operación.
Hubo quien evitó manifestarse para no repetir la experiencia de ser expulsado por mostrar su descontento en partidos anteriores (como asegura un reporte de ESPN). Pero dentro del recinto, el cántico unánime de «¡Despidan a Nico!» fue tan constante como los encestes de Doncic.
Luka Doncic tenía que ser la figura
Luka no regresó: arrasó con Dallas. Emocionado por el homenaje que recibió antes del juego, se sacudió las lágrimas y firmó un recital ofensivo: 45 puntos (16-28 en tiros, 7-10 en triples), 8 rebotes, 6 asistencias y 4 robos. Una actuación brillante que igualó su máxima anotación de la temporada y dejó atónitos a propios y extraños… incluyendo a Harrison, que lo vio todo desde la primera fila.
No estuvo solo. LeBron James lo respaldó con 27 puntos y 7 rebotes, en una noche donde los Lakers (49-31) sellaron su clasificación directa a los Playoffs sin tener que pasar por el play-in.
En cambio, los Mavericks (38-42) tuvieron que conformarse con el décimo lugar gracias a la derrota de los Phoenix Suns, y el aporte de Naji Marshall, con 23 puntos y 8 asistencias. Anthony Davis, parte clave del intercambio que trajo a Luka a los Lakers, apenas registró 13 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias.
Dallas ganó un pasaje al play-in, pero perdió mucho más en febrero.
Datos para la historia
El show de Doncic estuvo cargado de historia. Fue su partido número 42 con al menos 40 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, igualando nada menos que a Michael Jordan. También superó a Oscar Robertson como el jugador menor de 26 años con más partidos de ese calibre.
Y como si fuera poco, se convirtió en apenas el segundo jugador en anotar 45 puntos en una misma temporada tanto para como contra el mismo equipo, un hito que sólo Wilt Chamberlain (1964-65) había logrado antes.
Además, Doncic estuvo a un robo de balón de inscribirse en otra élite histórica: sólo Gail Goodrich y Kareem Abdul-Jabbar han conseguido un partido con al menos 35 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias y 5 robos para los Lakers desde que esa estadística comenzó a registrarse en 1973.
Luka volvió para demostrar que el corazón puede estar dividido, pero el talento no. Y aunque ahora anote para otro equipo, en Dallas seguirá siendo eterno. Aunque haya cambiado su querida playera azul por la amarilla de los Lakers, que querrá con el tiempo. Aunque parezca tener hoy el corazón oscuro. Porque el tiempo lo cura todo.
«Amo a estos fanáticos, amo esta ciudad, pero es hora de seguir adelante«, dijo Luka tras su emocionante regreso, permitiéndose sanar. Quizás solo necesitaba volver a su vieja casa para entender que, como cualquiera, se tuvo que mudar de ese sitio que amaba por trabajo. Nos pasa a todos, incluyendo a Luka.
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