De entrada pocos equipos lucían tan sólidos como Brasil en la previa al Mundial de Rusia. Un equipo que revivió de la mano de Tite y caminó gran parte de las eliminatorias sudamericanas lo hicieron firmes candidatos al título.Pero no ha sido la típica Copa del Mundo. Los grandes han ido cayendo, violando la lógica que a veces el fútbol parecer tener, pero allí sigue el pentacampeón. Si victoria este lunes por 2-0 ante México reafirmó lo serio que van Neymar y compañía por el trofeo.

Pese a un arranque dubitativo frente a Suiza y de llegar a la última jornada de la fase de grupos con posibilidades de caer eliminados, el triunfo ante El Tri demostró de qué están hechos.No dejó en el camino a un seleccionado sencillo. Los aztecas fueron valientes, bien plantados y con argumentos pero eso sencillamente no fue suficiente. La verdeamarelha fue demasiado.Y quizá no es el espectáculo al que su camiseta acostumbra pero sí tiene virtudes de peso, de esas que suelen tener los monarcas de este evento. El orden defensivo de Brasil es impecable, su línea de cuatro ha funcionado a la perfección, ayudada de gran manera por un mediocampo capaz de dar la mano y de ensuciarse el uniforme cuando es necesario. Un todos para uno evidente.Pero Brasil no es Brasil sin magia. Si bien no fue hasta los octavos de final que el repertorio de Neymar no llegó a ser mostrado por completo, los actores secundarios tienen actuaciones de lujo: Philipe Coutinho, Willian, el sacrificado Gabriel Jesús y el llegador Paulinho son los intérpretes perfectos de un ataque que suele conseguir premios a sus minutos de insistencia.El panorama le pondrá al Scratch a Bélgica en cuartos y Francia o Uruguay en semis. Mientras que la dificultad del reto sube, lo mismo hace su nivel de juego… puede que en el Mundial de las sorpresas, reine el más habitual. Y sus cartas vuelven a mostrarse con peso en la mesa.

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Medio Deportivo

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