“Papá me quiero ir a Barcelona” fueron las palabras de Andrés Iniesta aquel septiembre de 1996 en Fuentealbilla, Albacete. Iniesta a los 12 años dejó su hogar para cumplir el sueño de su padre: Que su hijo fuese jugador de fútbol. Sueño que le pertenecía más a él y que sin saberlo, incluso marcaría el antes y el después de una era futbolística.

Iniesta, cuando jugaba en el Albacete

Aunque lloró todas las noches que estuvo lejos de su familia durante los primeros meses en La Masía, a su corta edad dio un paso firme y sin mirar atrás empezó a construir la carrera que lo convirtió en el mejor centrocampista de la historia del fútbol español.

Andrés entiende la vida y el fútbol, es por ello que es respetado y admirado por el mundo. Su humildad y su honestidad lo han hecho líder de grupo y cuando en un equipo tienes jugadores así, todo es más sencillo.

Pudiéramos escribir miles de líneas sobre como ese niño de Fuentealbilla llegó a convertirse en un Maestro, en Don Andrés, pero nunca sería suficiente.

Incluso sin nombrar aún sus logros como futbolista, vemos sus 22 años de carrera sin quejas de un compañero o técnico, portador de buenas noticias y ninguna tarjeta roja, el centrocampista recibe siempre palabras de admiración.

Iniesta celebra el gol con Messi y Xavi Hernández durante el partido de vuelta de cuartos de final de la Champions entre el Barcelona y el Milan en el Camp Nou el 3 de abril de 2012

Iniesta tiene la capacidad de desequilibrar a un jugador, y en los grandes partidos siempre estaba. Es rápido, técnicamente perfecto, tiene visión de juego y su regate es único. Su fútbol es mágico.

Como si fueran pocas todas las virtudes que tiene como jugador, una de las más importante es que interpreta el juego, porque prioriza pensar más que correr.  La cuestión de espacio-tiempo nadie la ha dominado como él.

Así es ese chico que le iba al Madrid y luego se cambió al Barcelona, equipo al cuál le dio los mejores años de su vida. Nadie jugó mejor que el para quitarle su lugar en el Barca; y es que Don Andrés nunca ha perdido las ganas de ganar y de superarse.

La rebeldía la expresa con el balón, es el mejor constructor de juego porque disfruta cada minuto dentro del campo y de esa manera, nosotros también lo disfrutamos.

Luego de 22 años formando parte de la institución azulgrana, 16 siendo parte del primer equipo, Andrés Iniesta se despide de la organización que lo vio crecer hasta convertirlo en su Capitán.

Y es que si, como dijeron tras su llegada a la Masia “Es diferente”.  32 títulos con el Barcelona, incluyendo 3 mundiales de clubes, 7 Supercopas de España, 3 Supercopas de Europa, 9 títulos de La Liga, 6 Copas del Rey y 4 Champions League. Con la selección española Iniesta logró un Mundial y dos Euro Copas.

Andrés sin duda alguna ha tenido grandes momentos a lo largo de su intachable carrera, pero hay dos que siempre merecen ser recordados:

La semifinal de Champions 2009 ante el Chelsea, donde el centrocampista llega como suplente y entra en el segundo tiempo para anotar el gol que los llevó a la final; y ese 11 de Julio de 2010 en Johannesburgo, España y Holanda disputaban la final de la Copa del Mundo, el partido iba a penales…Hasta que, en el minuto 116  del extra tiempo, apareció Andrés Iniesta con el gol que los coronó como Campeones del Mundo.

Iniesta dedicó ese gol a su gran amigo Daniel Jarque, fallecido el año anterior, luciendo una camiseta debajo que decía «Dani Jarque, siempre con nosotros».

Momentos únicos que solo nos regala el fútbol junto a este eterno capitán. Andrés Iniesta nos regaló 22 años del mejor fútbol, ese que se juega con pasión.

Las siguientes son declaraciones de Pep Guardiola en el año 2008 (varios meses antes de ser entrenador del equipo)

“Yo pensaba que era bueno, pero no tanto. Puede jugar como mediocentro, un poco más adelantado y hasta de extremo izquierdo. Siendo tan bueno, a veces asume el rol de secundario. Es un gran modelo para la cantera y las nuevas generaciones. Además, no se tiñe el pelo, no lleva pendientes ni cinta. Solo destaca por su juego. Es un crack.” Guardiola no se equivocó.

Luego de su último partido en la Liga Española ante la Real Sociedad, en un Camp Nou completamente vacío, Iniesta se sentó descalzo en la grama tal como aquel niño de 12 años que llegó con miedo, pero con un sin fin de ilusiones, y le dio el último adiós al estadio de su vida.

El centrocampista se marcha a Japón con un contrato por tres temporadas como jugador del Vissel Kobe. Finalizaron las mágicas funciones de Andrés en el equipo Culé, llora Don Andrés, lloran sus compañeros y llora su afición. El español deja un vacío irremplazable, pero su grandeza lo hizo infinito.

Si tus rivales se ponen de pie para aplaudirte, algo hiciste bien. Eres fútbol en estado puro.

Ha ganado todo, ha jugado increíble…Gracias Don Andrés.

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Medio Deportivo

HSM Staff

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