A sus 20 años Borja Mayoral respondió con un gol y una gran actuación a la primera titularidad que Zinedine Zidane le concedió, para silenciar el debate del nueve y reivindicar su figura como el heredero del papel que ejercía Álvaro Morata, calmando el dolor de una temporada dura en el Wolfsburgo.
Mayoral se ganó en Anoeta ser una opción para Zidane. Hasta ahora no lo era, inmerso en un proceso diseñado por el técnico francés que demandaba tiempo para no quemar de golpe a un jugador que enamoraba en la cantera madridista al ritmo de sus goles.
Pero las necesidades forzaron su primera titularidad en un día en el que, a las primeras de cambio, el Real Madrid se veía forzado a ganar para no verse distanciado a siete puntos del Barcelona tras cuatro jornadas.
Zidane probó entre semana con la fórmula de falso nueve en la que el seleccionador español situó a Marco Asensio en una nueva demarcación frente a Italia y le fue bien. No le tuvo que convencer. Menos aún lo que hizo Gareth Bale ante el Levante, cuando el técnico se maldijo por haber descartado al único 9 del que disponía.
Llegó la lesión de Karim Benzema y no tuvo más remedio que ubicar al galés como referente en punta en una posición en la que sus características no son las apropiadas.
Y hasta la charla previa al partido en el hotel de San Sebastián, Mayoral no se enteró de que iba a jugar de inicio. Zidane quiso calmar la ansiedad que le podía provocar saberlo entre semana, aunque Borja muestra una forma de ser impropia de la edad que marca su DNI por la madurez y la forma con la que aprende cada consejo.
Encara la vida con una sonrisa que suele borrar para escuchar con atención a los que le rodean. Hijo de carnicero y una ama de casa que fue su ángel de la guarda para poder desarrollar su carrera cuando le diagnosticaron diabetes.
Con la humildad por bandera de haberse criado en un modesto barrio de Parla, donde, de niño, las horas del día no se acababan junto a su hermano Cristian, ‘Kity’, marcando goles en una portería pintada a tiza en su propio edificio.
Su carrera va ligada al gol, marcó en la cantera blanca 105 tantos en poco más de dos temporadas, juega con el desparpajo que da la juventud y con el hambre de comerse el mundo, sintiendo que está ante la oportunidad de su vida.
Maneja las dos piernas, es rápido con espacios pero con un gusto especial a jugar de espaldas y asociarse de primeras con compañeros de segunda línea. Incansable en la búsqueda de desmarques, siempre está bien ubicado para estar en la zona de peligro, como en Anoeta en su primer gol oficial con el primer equipo.
Zidane fue el técnico con el que dio el salto a la primera plantilla. Habían coincidido en el Castilla y cuando el francés relevó a Rafa Benítez al mando de la nave, no dudó en hacer entrenar con las estrellas madridistas a un goleador que crecería rodeado de Cristiano Ronaldo y su ídolo Benzema.
Hasta le llegó a dar la titularidad en un partido hace dos temporadas en Levante (2 de marzo de 2016), cuando Borja se desgañitó pidiendo un tanto que sintió suyo pero que el colegiado dio al portero Mariño porque el balón le golpeó en la espalda antes de entrar.
Fijo en las categorías inferiores de la selección española, Mayoral es un caso más de jugador formado en la cantera que se ve obligado a emigrar para poder dar el salto al primer equipo. En su caso no lo hace tras triunfar porque la experiencia fue dolorosa, una lección de vida que le hizo madurar. Del Castilla pasó directo a la elite en un club importante de Alemania, el Wolfsburgo.
Buenísimo @Mayoral_Borja 👏👏👏👏.
— GUTI (@GUTY14HAZ) 17 de septiembre de 2017
Llegó con la promesa de jugar un número de partidos y ser el nueve. A pocas horas del cierre de mercado llegó nada más y nada menos que un internacional alemán como Mario Gómez. Un fútbol diferente le aportó mayor sacrificio defensivo, un desgaste al que no estaba acostumbrado en la cantera y que ahora le mejora como jugador.
Los meses fueron cayendo sin continuidad con ninguno de los entrenadores que tuvo. Pidiendo siempre más con trabajo, pero al final con 19 partidos y dos goles en una temporada que quiere borrar de su mente. Por momentos le hizo dudar de su potencial, pero hubo un técnico clave para mantener la fe, Albert Celades. El seleccionador sub’21 siguió contando siempre con él y lo llevó al Europeo.
A Zidane tampoco le importó lo ocurrido en Alemania. Conocía a la perfección a Mayoral, dio vía libre a la salida de Mariano y no pudo frenar a Álvaro Morata. Mostró su confianza al jugador en una charla clave en la que le aseguró que tendría minutos en el Real Madrid.
Mientras, esperaba a Mbappe, pero Borja ya había decidido pelear por su sueño de triunfar en el Real Madrid descartando más de 20 propuestas entre cesiones e intentos de compra de clubes.
En su primera titularidad vivió su noche más feliz y respondió al debate del 9. El inicio de una historia de un delantero que sueña en grande.