En el King Power Stadium vuelven a sonreir. El arquitecto del mayor logro en la historia del modesto Leicester City, Claudio Ranieri, se fue del equipo que enamoró a todos el año pasado con el improbable título de la Premier League.

En el primer tramo de la esta temporada, los Foxes fueron sol y sombra. En su estreno en Liga de Campeones pasaron con comodidad su grupo con cuatro victorias, un empate y una derrota para que su cuento de hadas tomará otros tintes e inscribieran su nombre en los octavos de final.

Pero en casa las cosas se complicaban. En el campeonato local las cosas no sonreían y la gesta imposible cada vez lucía menos probable de reeditarse, el fantasma del descenso apareció de la nada y los resultados no aparecían.

En poco más de un mes el Leicester no ganó por Premier y ni siquiera marcó gol. Las situación apretaba y llegó el comodín Champions: Sevilla visitando al Sánchez Pizjuán y salieron vivos al marcar el 2-1 luego de un partido que parecía más placentero para los andaluces.

Las aguas podían calmarse pero llegó la tormenta: el club despidió a Ranieri y las acusaciones sobre un plan orquestado por los propios jugadores no se hicieron esperar.

Una novela con el experimentado timonel de víctima, quien declaró que esos fueron los días «más tristes de su vida». Declaró, además, su amor a la institución.

Craig Shakespeare, con apellido dramático, fue su sustituto. Y, casualidad o no, todo cambió.

Debutó con un 3-1 sobre Liverpool y poco después llegó la revancha en Champions. Leicester vivió, en esta temporada, otra de esas noches escritas en letras de oro. Vencieron 2-0 al Sevilla con todos los atributos conocidos desde la zafra pasada.

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En adelante, todo fue victorias. Este domingo se impusieron 2-0 sobre el West Ham con goles de Wilfred Ndidi y -cómo no- Jamie Vardy. Poco a poco la zona baja de la tabla parece más lejana y ya la ve a ocho puntos.

Con Shakespeare el equipo suma cinco triunfos en igual número de partidos con 13 goles a favor y tan solo cuatro en contra.

En el horizonte está el Atlético de Madrid en los cuartos de final del certamen continental. El equipo de las gestas volvió y por qué no imaginarse otra aún más grande. Tienen licencia para soñar y la mejora llegó en el momento más indicado.

Sin Ranieri el castillo no se vino abajo, su constructor dejó las bases. Solo queda esperar qué tanto techo tienen.

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