Quien habría pensado que la presente temporada para Los Lakers estaría lleno de inconvenientes extra deportivos y legales, por una guerra entre hermanos que ha transcendido por el mundo del baloncesto.
La decisión que detono el quiebre y disputa familiar de la franquicia, fue tomada por su presidenta e hija del difunto dueño de Los Lakers, Jeanie Buss. Quien decidió remover del cargo de presidente deportivo a su hermano, Jim Buss, nombrando a Magic Johnson como el sucesor en el puesto.
La reacción de Jim y Johnny Buss, hermanos de Jeanie, no se hizo esperar y convocaron a una asamblea para nombrar a una nueva junta directiva, poniendo sobre la mesa candidatos entre los cuales no aparecía el nombre de Jeanie y su hermano menor Joey quien también se encarga de dirigir en ocasiones la franquicia.
Por lo que Jeanie Buss solicitó a la corte suprema de la ciudad una orden de restricción para evitar que sus hermanos lograran apoderarse de la franquicia.
Jeanie Buss luego de la muerte de su padre y posterior lectura del testamento, fue nombrado como la máxima responsable de la franquicia, por decisión de su padre, lo cual la corte supremo validó y falló en favor de Jeanie que seguirá con máxima mandamás. La estrategia de sus hermanos era apartarla del cargo y manejar ellos la totalidad del equipo.
La NBA, a través de su portavoz Mike Bass, emitió un comunicado donde mostraban poción al respecto, apoyando a la Jeanie Buss y además halagándola por el trabajo hecho en la franquicia antes y después de la muerte de su padre, además de nombrarla como una de las accionistas más influyentes hacia los otros dueños en la liga.